Descripción:
Los lirios son herbáceas perennes de tallos erectos con numerosas hojas alternas, lineares a lance balas. Crecen a partir de bulbos formados por capas de escamas carnosas sin túnica.
En algunas especies norteamericanas la base del bulbo desarrolla rizomas sobre los que se encuentran numerosos bulbillos pequeños. Otras desarrollan estolones. La mayoría de los bulbos están profundamente enterrados, sin embargo, unos cuantos se forman cerca de la superficie del suelo.
Uso:
Para el tratamiento de abscesos, artrosis, quemaduras, callosidades, diveroso tipos de cáncer, hematomas y magulladuras, candidiasis, enfermedades diversas de la piel, dismenorrea, epilepsia (polen de la planta), hidropesía, jaqueca, erisipela, forúnculos, enfermedades del hígado o de tipo ginecológico, lumbago e inflamaciones en general, espasmos, polipos, embarazo, dolor de dientes.
Posología:
En tisanas o decocción de los bulbos en agua o leche. Esta es la forma más tradicional, aplicándose enfermedades como la hidropesía.
Los bulbos, cocidos y machacados, se aplican en forma de cataplasma en tumores, úlceras e inflamaciones de la piel y abscesos.
También se usa el aceite de las flores, a las que se han quitado los estambres y anteras en aplicación local en caso de úlceras cutáneas, quemaduras, granos y forúnculos, tumefacciones, manchas de la piel, grietas del pezón y otras afecciones cutáneas.